A pesar del amplio rango de fechas identificadas con el tema de la migración de Aztlán, entre los siglos X y XIV d. C., los estudiosos siguen excluyendo fechas que no creen que corresponden con el paradigma tradicionalista (Smith, 1984). Una reevaluación reciente de Smith (1984), basándose en agrupaciones de fechas y aspectos de la migración, ha intentado establecer los siglos XII y XIII d. C. como los focos principales de las migraciones de Aztlán y los asentamientos nahuas en la Cuenca de México.
Mientras que Smith (1984) presenta pruebas convincentes de una cronología de las poblaciones y los acontecimientos relacionados con el tema de la migración de Aztlán, su intento por correlacionar las migraciones con eventos ocurridos durante los siglos XII y XIII en la Cuenca de México sigue siendo problemático en el mejor de los casos. Fechas específicas derivadas de estudios etnohistóricos adscritos a las migraciones y recientemente citadas por Weigand (1991:1), incluyen 902 d. C. (códice Ramírez), 1069 d. C. (crónica Mexicayotl), 1090 d. C. (códice Chimalpopoca, Anales de Cuauhtitlan), y 1155 d. C. (Anales de Tlatelolco).
Smith (1984:174) ha aislado tres oleadas de migraciones procedentes del Altiplano central, las cuales sugieren centrarse en los años 1195 d. C. para la Cuenca de México (de los grupos Xochimilcas, Chalcas, Tepanecas y Acolhuas), 1220 d. C. para los valles de las tierras altas circundantes (grupos de Tlaxcala y Norte de Puebla), y 1248 d. C. para el asentamiento Mexica en la Cuenca. A fin de apoyar la tesis de que tres migraciones distintas desde Aztlán corresponden con los datos, Smith (1984) inexplicablemente excluye fechas anteriores por considerarlas como anómalas, y evita considerar a grupos tempranos de habla náhuatl, como los Olmeca-Xicalancas, quienes bien pudieron haber llegado al Altiplano -desde las tierras bajas del Golfo de México- alrededor del siglo VII d. C. (Muñoz Camargo, 1892; Mendoza, 1992a).
El tema de la migración de Aztlán ha llevado a una gran variedad de reconocidos mesoamericanistas en búsqueda de la ubicación geográfica específica de la legendaria Aztlán (Acosta Saignes, 1946). La razón de esta empresa ha sido la investigación de las afinidades étnicas y orígenes de los Aztecas o Mexicas. Como era de esperarse, la búsqueda de Aztlán y Chicomóztoc ha llevado a los estudiosos a buscar evidencias de los orígenes mexicas hasta los lejanos confines al norte de Mesoamérica. Así pues, el cuestionamiento sobre los orígenes ha causado la aparición de varias corrientes de pensamiento focalizadas en diversas regiones o localidades, incluyendo: a) origen occidental de los Mexicas en o cerca de la isla de Janitzio en el Lago de Pátzcuaro, Michoacán (Davies, 1987:17), el lago de Yuriria, Guanajuato (Kirchhoff, 1961), Mexcaltitán, Nayarit (Chavero, 1887; Davies, 1987:17; Weigand, 1991), o asociadas a la entidad política de la costa oeste en Aztatlán, Sinaloa (Jiménez-Moreno, 1972; Weigand, 1991); b) un punto de partida en la frontera Norte que incluye potencialmente a los sitios de la región de Chalchihuites-Malpaso, en Zacatecas, México (Davies, 1977); y c) un punto de partida en la Tula tolteca centrado en el sur de Hidalgo, México (Corona, S., 1990). Una ubicación más, reconocida y adoptada recientemente, es la que identifica a Aztlán y Chicomoztoc dentro de la misma Cuenca de México (Nichols, 1988; Gillespie, 1989; Weigand, 1991).
En lo que se refiere a los orígenes occidentales de los Mexicas, el sitio de Mexcaltitán, Nayarit, siempre ha sido identificado con Aztlán (Chavero, 1887). Gran parte de esta identificación se debe a la existencia de la entidad política de pre-contacto de Aztatlán que alguna vez abarcó la región del Norte de Nayarit y el Sur de Sinaloa (Jiménez Moreno, 1972; Cf. Weigand 1991, 3) y a la dudosa propuesta de la asociación lingüística entre el topónimo de Mexcaltitán y el de Mexica (Robelo, 1951; Cf. Weigand, 1991:3). El arqueólogo Phil Weigand (1991) ha demostrado recientemente que Mexcaltitán, y por lo tanto, Aztatlán, no fue la legendaria Aztlán (Weigand, 1991). Una vez más, la conexión entre Mexcaltitán y la entidad política de Aztatlán, con Aztlán, no se ve corroborada por la evidencia etnohistórica y arqueológica. El argumento lingüístico y la existencia de la antigua organización política de Aztatlán se consideran una base insuficiente de pruebas, en sí mismas, para apoyar la atribución de Mexcaltitán con Aztlán (Weigand, 1991). De hecho, Phil Weigand (1991) sostiene que la idea de que Aztlán es Mexcaltitán es alimentada más por el turismo y por una corriente New Age que busca orígenes espirituales, que por cualquier preocupación legítima por el origen de los Aztecas (Weigand, 1991:12).
En la revisión de Paul Kirchhoff (1961) sobre la interrogante de los orígenes aztecas, fue propuesta una ubicación alternativa para Aztlán. Empleando registros etnohistóricos, nombres de localidades o topónimos e identificaciones lingüístico-toponímicas cuestionables, Kirchhoff (1961) trazó la migración de Aztlán en restrospectiva hacia la zona del lago de Yuriria, en Guanajuato. La clave para la interpretación de Kirchhoff (1961) fue la suposición de que a principios del siglo XIII se tiene registro de conflictos entre los Tolteca-Chichimecas y los Olmecas (Olmecas-Xicalancas), y un intento relacionado de los Toltecas-Chichimecas para obtener guerreros del Oeste, proporcionando una ruta de migración alternativa de Aztlán y Chicomoztoc. Por otra parte, los datos en cuestión pueden documentar bien los movimientos de población por motivos políticos posteriores a la gran emigración proveniente de Aztlán (Kirchhoff, 1940:96-104; Smith, 1984).
Otro lugar tradicionalmente identificado con Aztlán y Chicomóztoc es el área de la cultura Chalchihuites-Malpaso en Zacatecas y Durango, México. Esta atribución se debe a la asociación desde hace mucho tiempo del antiguo sitio de La Quemada, Zacatecas, con el nombre de Chicomóztoc, o Lugar de las Siete Cuevas. Mientras Davies (1977) y otros han discutido las relaciones Toltecas de la acrópolis de La Quemada, Zacatecas, nuevas y recientes investigaciones del sitio han dado lugar a una datación del Epiclásico y, por lo tanto pre-Tolteca, de los monumentos principales en ese sitio (Trombold, 1990; Nelson, 1990). Debido a que los estudiosos del mundo náhuatl, tanto etnohistoriadores y arqueólogos, considerando que la cuestión de los orígenes aztecas sigue encajando con sus investigaciones e interpretaciones sobre un fenómeno migratorio durante el siglo XII y/o XIII para la migración Mexica-Azteca (Smith, 1984), ha habido una reticencia general a considerar los sitios o regiones con fechas que daten ya sea antes o después de los siglos XII o XIII. Así pues, el sitio y la región de La Quemada han recibido poca atención en lo que respecta a la cuestión de los orígenes de los mexicas.
Reconstrucción aproximada de la ruta de migración desde Aztlán, propuesta por Kirchhoff |
Ruta de llegada de la migración procedente de Aztlán al Valle de México |
Información tomada y traducida de:
- AZTLAN, TAMOANCHAN, AND THE HUASTEC CONNECTION, Ruben G. Mendoza, Ph.D., Director, Institute of Archaeology, California State University at Monterey Bay; 1994 Annual Meetings of The American Anthropological Association, Washington, DC. November 22, 1994. Revised version of March 12, 1997.
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