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En busca del origen...


Como resultado de más de 20 años de investigación científica en el campo de la arqueología, la etnohistoria y la antropología, se descubre y concluye que el lugar conocido en las antiguas crónicas y códices como el Teoculhuacan Chicomóztoc y el Aztlán se encuentra plenamente identificado en la actual montaña del Culiacán en la región del Bajío del actual Estado de Guanajuato, México, la cual se ubica entre los municipios de Jaral del Progreso, Salvatierra y Cortázar.

Este antiguo lugar, el Teoculhuacan “la Divina Montaña de la Cumbre Torcida o Jorobada”, que se relaciona con el Chicomóztoc “Lugar de las Siete Cuevas” y el Aztlán “Lugar de las Garzas y de la Blancura” ha sido buscado por lo menos desde los últimos 500 años de nuestra historia y se han propuesto diferentes ubicaciones entre las que se destacan como más importantes en el Estado de Nayarit, Zacatecas, Sinaloa, San Luis Potosí entre otros, pero en ninguno de estos casos se ha comprobado científicamente ni contundentemente ya que en numerosas ocasiones las personas que han hecho estas propuestas han malinterpretado las crónicas del Siglo XVI ajustando o forzando los datos para que cayeran en estas entidades.

El presente descubrimiento ha sido el resultado de una prolongada investigación que dió inicio en 1987, como parte de los estudios de la Arqueología de alta montaña, desarrollada por el arqueólogo Ismael Arturo Montero García en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), dependiente del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); el descubrimiento del Teoculhuacan Chicomoztoc y del Aztlán en el Bajío guanajuatense es actualmente reconocido por la Universidad de Moscú en Rusia y por la Universidad Rey Juan Carlos de España.

Como producto de esta ardua investigación científica multidisciplinaria se desprende el libro que da fe de la misma, denominado "La Montaña Donde Nació el Pueblo del Sol".

El autor de dicho trabajo científico y del libro mencionado es el Arqueólogo e Historiador Julio Jorge Celis Polanco, egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien se ha abocado desde 1987 a la fecha y con recursos propios a la investigación multidisciplinaria y a la difusión de dicho descubrimiento en beneficio de las comunidades que rodean dicha montaña y del Estado de Guanajuato en el cual ha hecho diferentes estudios.

Lo invitamos a formar parte de esta travesía en la que le mostraremos con todos los argumentos científicos serios y sólidos en diversas ramas del conocimiento humano que el verdadero origen de la Mexicanidad, hogar ancestral de nuestros antepasados que nos dieron como herencia esta gran nación mexicana, existe y es la gran recompensa a la búsqueda milenaria por encontrar nuestras más profundas raíces históricas. 



El misterio de la procedencia de los Mexicas

domingo, 12 de septiembre de 2010


El fraile Bernardino de Sahagún, recogió en el Códice Matritense de la Real Academia lo que sus informantes indígenas le contaron acerca de la procedencia de los Mexicas:
“Los mexicas, según la tradición, vinieron hacia acá los últimos, desde la tierra de los chichimecas, desde las grandes llanuras... Cuánto tiempo anduvieron en las llanuras, ya nadie lo sabe... Los mexicas comenzaron a venir acá.”
Fray Diego Durán en su “Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme” cita el mítico lugar de origen de los Mexicas, Aztlan, tras describir la partida de los otros grupos que salieron de un lugar próximo, Chicomoztoc:
“Los que salieron de aquellas cuevas fueron los seis géneros de gentes; conviene á saber: los Xuchimilcas, los Chalcas, los Tepanecas, los Culhuas y los Tlahuicas y Tlaxcaltecas, aunque desaber que no todos juntos ni todos en un año, sino unos primero y otros despues, y así sucesivamente iban dejando aquel sitio y lugar de las cuevas. (...) Pasados trescientos y dos años que las seis compañías de gente auian salido de aquellas cuevas donde vivian, en la tierra de Aztlan y Teoculuacan, aportó á esta tierra la sétima compañía, ques la nacion Mexicana (...)”
El mito de la peregrinación Mexica deja claro que su lugar de origen fue Aztlan, donde malvivían siendo tributarios de algún otro pueblo, que algunos han identificado como los Toltecas. El problema radica en el desconocimiento del lugar exacto donde se hallaba Aztlan. La realidad demuestra que aunque se han propuesta una larga lista de lugares posibles, ninguno contiene restos arqueológicos que puedan dar una mínima credibilidad a la propuesta.

Hay quien incluso simplemente se limita a decir que es un lugar mítico, que nunca existió en realidad. De hecho, ni los propios Mexicas una vez ya asentados en la Cuenca de México y fundada Mexico-Tenochtitlan alcanzaban a recordar el lugar desde donde partieron. Fue el Huey Tlahtoani Motecuhzoma Ilhuilcamina, quien más o menos en el año 1450 de nuestra era, intrigado por el lugar de origen de su pueblo, quiso enviar una expedición para conocerlo y comprobar si la madre de su dios patrono Huitzilopochtli todavía vivía en aquel lugar.

Y aunque Motecuhzoma Ilhuilcamina tenía la intención de enviar una pequeña expedición militar al lugar, aconsejado por Tlacaelel, finalmente envió únicamente una expedición de hechiceros y brujos. Pero antes de hacerlo, llamó a su historiador real y le preguntó qué sabía de ese lugar. El historiador le contestó según cuenta Diego Durán: 
“poderoso Señor: lo que yo, tu indigno siervo, sé de lo que me preguntas, es que nuestros padres moraron en aquel felice y dichoso lugar que llamaron Aztlan, que quiere decir blancura: en este lugar ay un gran cerro, en medio del agua, que llamauan Culhuacan, porque tiene la punta algo retuerta hacia abaxo, y á esta causa se llama Culhuacan, que quiere decir, “cerro tuerto”. En este cerro auia unas bocas ó cuevas y concauidades donde auitaron nuestros padres y aguelos por muchos años (...)”
Lo cierto es que los miembros de esa expedición no fueron capaces de llegar a aquel lugar del cual ya nadie recordaba dónde se localizaba. Aunque al parecer los hechiceros y brujos mediante la ingesta de productos alucinógenos consiguieron llegar a Aztlan. No fue por tanto un viaje físico sino mental. Un siglo después de la fundación de Mexico-Tenochtitlan, ya ni siquiera los propios Mexicas podían recordar la localización del lugar desde donde salieron en su mítica peregrinación.

¿Dónde estaba situada por tanto la mítica ciudad de Aztlan? ¿Tiene la arqueología hoy en día alguna forma de ubicar el lugar de origen de los Mexicas?. Aztlan ha sido situada en los estados mexicanos de Nayarit o Guanajuato, en el norte de Florida, en Nuevo México, en Utah o en Washington. Y por supuesto hay quien cree que únicamente se trata de un lugar mítico e imaginado. Eduardo Matos Moctezuma en su libro “Tenochtitlan” resume la situación actual perfectamente:
“Ubicado al norte del Valle de México, no se sabe a ciencia cierta en dónde se encuentra este lugar o si en realidad nunca existió y tiene carácter mítico.”



La tira de la Peregrinación explica como los Mexicas salen desde Aztlan y peregrinan por el México Central hasta llegar a las cercanías de Mexico-Tenochtitlan



Hay otra hipótesis defendida por algunos autores que no situán a Aztlan en el norte de la Cuenca de México. Según esta teoría, en vez de producirse una migración desde el Norte hasta la Cuenca de México por parte de los Mexicas y realizar la transición de Chichimecas a gente civilizada, defienden que los Mexicas residían en la Cuenca de México, que por algún motivo emigraran al Norte y que después regresaron hacia su lugar de origen inicial y que por lo tanto en realidad nunca se produjo un paso de nómadas a sedentarios. Eduardo Matos Moctezuma sostiene que desde sus orígenes los Mexicas eran un pueblo completamente civilizado pero que eran tributarios de los Toltecas, motivo por el cual se les representa tan pobres. De ser cierta esta teoría, Aztlan nunca estuvo en el norte de la Cuenca de México si no que cuando recordaban su mítico lugar de origen, en realidad estaban recordando un lugar mucho más cercano de lo que creían.

En Diciembre de 2006 se dio una interesante noticia que podía poner un poco de luz al inquietante tema de la procedencia de los Mexicas. La noticia recogía las conclusiones a las que habían llegado un grupo de científicos multidisciplinares de distintos países, en un artículo publicado en los Proceedings of the Royal Society de Biología, que tenía como objetivo el estudio de una serie de cráneos procedentes de México con el fin de averiguar entre otras cosas, los origines biológicos de los Mexicas.
 

En concreto la investigación realizada estudió 331 cráneos correspondientes a personas adultas, hallados en 11 zonas arqueológicas de México, las cuales cubren los principales periodos de la cronología del Altiplano Central y de las regiones del Norte de México e incluso del periodo inmediatamente posterior a la conquista. Estos cráneos están conservados en la Dirección de Antropología Física del Museo Nacional de Antropología de México perteneciente al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de dicho país. 
 

Si los Mexicas vinieron del norte, los cráneos estudiados deben presentar características específicas que así lo atestigüen. Por el contrario, si los Mexicas estuvieron presentes en el Altiplano Central y después migraron al Norte para años después regresar, sus cráneos deberían ser iguales a los habitantes del Altiplano Central en algún momento histórico. ¿O quizás existe la posibilidad de descubrir un escenario distinto?. Las conclusiones del estudio indican que el cambio más importante en el fenotipo facial, se produjo en la transición entre el periodo Clásico y el Posclásico y no durante el auge de los Mexicas en pleno Periodo Posclásico. Pero el estudio va más allá y afirma que la morfología facial de los Mexicas ya estaba presente en el Altiplano Central durante el Periodo Posclásico Temprano en Azcapotzalco y que no está emparentado con los rasgos faciales de las personas del Norte, sino, probablemente, con algún lugar del Occidente de Mesoamérica. 

¿Significa entonces que los Mexicas estaban presentes en el Altiplano Central al inicio del Periodo Posclásico y que emigraron, primero al Occidente de México para regresar después al Altiplano Central?

Rolando Gónzalez-José, Licenciado en Biología por la Universidad Nacional de Patagonia en Argentina y Doctor en Biología por la Universidad de Barcelona en España y actualmente Investigador Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina y Miquel Hernández Profesor del Departamento de Biología Animal de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona son dos de los autores de dicho estudio. Esta es una breve entrevista que se les hizo para conocer mejor esta revolucionaria investigación. 
 
aztlan: Según su estudio, los Aztecas no procederían del Norte como explican sus propios mitos, sino del Occidente de México. ¿Cómo puede explicarse este hecho desde un punto de vista histórico? 
Rolando Gónzalez-José: En líneas generales, y desde el punto de vista biodemográfico, una migración masiva desde una región de baja densidad poblacional (el norte Mexicano), a una región de alta densidad poblacional (Mesoamérica, desde el Preclásico en adelante), es un fenómeno muy poco probable. Por lo general los flujos migratorios son en sentido inverso: de las áreas más pobladas a las menos pobladas. En ese sentido, las migraciones "intra-Mesoamericanas" seguramente fueron un fenómeno de tasa constante, frecuente, y seguramente influenciada por factores no necesariamente naturales como el cambio climático o los episodios Niño, sino también por motivos más claramente políticos. 
Miquel Hernández: Comprobamos que las diferencias morfológicas con las poblaciones del Norte, así como los resultados del ADN de otros estudios, no parecen relacionar los Aztecas con el Norte de Aridoamérica quedando abiertas otras posibilidades. Pero no hemos podido comparar con otras poblaciones más cercanas por lo que no podemos concretar más a partir de nuestros datos.
Una de las conclusiones más interesantes a las que llega el estudio es que existió un gran intercambio genético en la transición del Periodo Clásico al Posclásico (el llamado Periodo Epiclásico en el Altiplano Central), posiblemente motivado por la caída de Teotihuacan como gran centro rector, lo que supuso, sin duda, grandes movimientos demográficos en todo el Altiplano Central y sus áreas más próximas. Por otra parte existen datos paleoambientales que demuestran que hubo importantes cambios climáticos en Mesoamérica y en otras partes del mundo durante esa época. Los anillos de los árboles y los sedimentos de los lagos estudiados indican que entre los años 600 y 1000 de nuestra era, el clima se volvió más seco y se produjeron tres importantes sequías. Este hecho, conjuntamente con factores políticos, económicos y demográficos (los importantes cambios ambientales posiblemente favorecieron un aumento de la mortandad), pueden ser los responsables de la caída de Teotihuacan, hecho que provocó un cambio radical a todos los niveles en el Altiplano Central. No es extraño pues constatar, que en ese periodo se produjera un gran intercambio genético ya que los movimientos poblacionales fueron sin duda una constante tras el colapso de la gran urbe Mesoamericana. 
aztlán: De su estudio se desprende que los principales cambios de la morfología facial en el Altiplano Central coincide en el tiempo con el cambio del Periodo Clásico al Posclásico. ¿Significa que la caída de Teotihuacan estuvo propiciada por la llegada de grupos externos al Altiplano? ¿o bien que debido a la caída de Teotihuacan hubo una migración de otros grupos hacia el Centro de México?
Rolando González-José: La segunda hipótesis es más plausible. Múltiples evidencias indican que la caída de los grandes centros del Clásico, Teotihuacan incluida, se debe a un episodio de cambio climático ocurrido en esa época, que seguramente colmó la capacidad de carga de las zonas de cultivo (se habría tratado de una sequía) y generó un colapso en la subsistencia de las grandes ciudades. Esta merma en la productividad de las zonas de cultivo, y la concomitante crisis económica y colapsos político-religioso, habría desencadenado el desplazamiento dentro de Mesoamerica de gran número de habitantes, en busca de nuevas zonas de alta productividad. En resumen, primero habría ocurrido la caída del mundo clásico, y acto seguido los movimientos migratorios regionales.
Miquel Hernández: De hecho nuestros resultados son compatibles con ambas interpretaciones, pero la naturaleza de nuestro estudio, únicamente con los restos óseos, no permite descartar ninguna de ellas.
El estudio destaca un hecho muy significativo y es que el patrón de la morfología facial de los Mexicas ya estaba presente al inicio del Periodo Posclásico en el Altiplano Central puesto que coincide con los cráneos examinados procedentes de Azcapotzalco pertenecientes a dicho periodo. Sin embargo, ese patrón no se encontraba durante el Periodo Preclásico ni el Clásico en el Altiplano Central ni en el Norte de Mesoamérica. Parece lógico pensar entonces que un grupo emparentado de alguna manera con los Mexicas se encontraba en el Altiplano Central al inicio del Periodo Posclásico. ¿Pero qué parentesco concreto tenían?.
aztlán: El Altiplano Central fue un gran receptor de inmigrantes y los mitos cuentan que de hecho, casi todos los pueblos que vivían alrededor del lago de Texcoco a la llegada de los Mexicas eran inmigrantes (Xochimilcas, Chalcas, Tepanecas, etc.). ¿Se sabe algo de la procedencia de estos otros habitantes del Altiplano Central?.
Rolando González-José: La evidencia que manejamos (análisis morfogeométricos de la morfología craneofacial de muestras esqueletarias) no es lo suficientemente refinada como para responder estas interesantísimas preguntas. Para ello deberíamos tener acceso a un número importante de muestras de esos pueblos, y una cantidad de fondos importantísima para poder llevar a cabo análisis de morfometría craneofacial, estudios dentarios, y análisis de ADN antiguo. Si cuentan con fondos para llevar adelante ese interesantísimo estudio ¡me ofrezco gustoso a coordinar el asunto!
aztlán: Según su estudio, existe una similitud entre las poblaciones en el Periodo Preclásico y Clásico del Altiplano Central y las poblaciones de Aridoamérica. ¿Cómo se puede explicar la diferencia cultural entre las poblaciones del Altiplano Central y las de Aridoamérica entonces?
Rolando González-José: Nuestro punto de vista es que las semejanzas entre los grupos tempranos del Altiplano Central y aquellos de Aridoamérica están reflejando un patrón morfológico primitivo (en el sentido cronológico del término): se trataría de la morfología de los primeros habitantes de América. La ocupación total y saturación de espacios ecológicos en ambas regiones conlleva una diferenciación in situ, que no sólo abarca a los rasgos craneofaciales, sino principalmente a los culturales, Así, la evolución de diferentes patrones culturales (económicos, religiosos, alimentarios, sociales, políticos, etc.), no es otra cosa que un paquete de adaptaciones al entorno físico una vez ocupado el espacio.
Miquel Hernández: Muchas veces poblaciones de un mismo origen biológico desarrollan distintas adaptaciones culturales en sus distintos procesos históricos.
Un estudio publicado anteriormente también por Rolando González-José, ahondaba en el delicado tema del poblamiento temprano de América. También mediante el estudio morfológico de cráneos de las primeras épocas del poblamiento de América y de diferentes partes del mundo, se llegaba a una conclusión que contradecía la teoría clásica que explica que los primeros americanos provienen, únicamente de la migración de grupos que atravesaron el estrecho de Bering desde el nordeste de Asia. A este grupo se le ha llamado Amerindios. Por el contrario el estudio apoya la teoría formulada por Héctor Mario Pucciarelli, un importantísimo antropólogo Argentino, que postula que antes de la entrada por el estrecho de Bering, se produjo otra, 13.500 años antes del presente, de grupos humanos provenientes del Sur o el Centro de Asia, a quienes se les ha llamado Paleoamericanos y que tuvieron que costear el Pacífico para llegar hasta el continente Americano.

Los cráneos de los Periodos Preclásico y Clásico estudiados, tanto del Altiplano Central como del Norte de México, indican que estos están emparentados con el grupo más antiguo de los pobladores de América, los Paleamericanos, y que por el contrario, los grupos del Periodo Posclásico, entre ellos los Mexicas, están emparentados con el grupo de población más reciente, los Amerindios. Por lo cual, los datos morfológicos parecen reforzar la idea, muchas veces repetidas en las fuentes históricas, de diversos grupos poblacionales en Mesoamérica mezclándose entre ellos. ¿Fueron entonces los Chichimecas de las fuentes históricas, los originarios de los grupos emparentados con los Mexicas?.
aztlán: Uno de los hechos más desconocidos actualmente es hasta donde llegó la influencia en Mesoamérica de culturas como la Teotihuacana o la Tolteca. Si la influencia fue más militar que cultural o comercial, seguramente sería posible encontrar diversos grupos poblacionales en áreas como la Maya. ¿Se ha podido desentrañar algo al respecto o es posible hacerlo mediante está técnica en el futuro?. 
Rolando González-José: Este tipo de evidencias, sumadas a otros tipos de evidencias bioantropológicas (patologías dentarias, análisis de isótopos estables, patologías esqueletarías, análisis de ADN antiguo), son una vía contundente y valiosa para reconstruir la historia de las poblaciones del pasado. Pero depende fuertemente de la disponibilidad de muestras abundantes, de financiación a medio plazo y de la coordinación de equipos de trabajo interdisciplinarios.
aztlán: ¿Es posible llegar a saber más sobre el origen exacto de los Aztecas o Mexicas y de su mítica Aztlan?.
Rolando González-José: Sin duda. Creo que las aproximaciones bioantropológicas a este problema han sido menospreciadas en los últimos años. Esto se debe, en parte, a la magnificencia y espectacularidad de la cultura material que nos han legado los Aztecas. Creo que en el futuro la investigación acerca del origen poblacional de los Aztecas debe enfocarse en el refinamiento de los análisis paleoclimáticos (para identificar y datar los eventos de cambio climático más importantes en el Altiplano Central), la arqueología espacial (para estimar las rutas comerciales y patrones de subsistencia) y los análisis bioantropológicos (para detectar zonas y períodos de continuidad o discontinuidad poblacional). Con respecto a la profundización en la sabiduría mitológica, yo dejaría eso en manos de los mismos Aztecas: cada pueblo es el artífice de sus leyendas y mitos.
Miquel Hernández: De momento, hay que basarse en las series osteológicas disponibles. Ampliando el estudio a otras poblaciones se podría acotar más las posibilidades de un origen para los Aztecas. Nuestra conclusión, por ahora, es que queda claro que los Aztecas no serían el resultado de una continuidad biológica en el Valle de México, es decir vinieron de fuera; pero no se comprueba que su origen esté en el norte de Mesoamérica pero que su morfología es compatible con otras interpretaciones.
Las fuentes históricas, arqueológicas y el estudio realizado por Rolando González-José, Miquel Hernández y sus colegas nos permiten aventurarnos en postular desde aztlán una teoría acerca del origen de los Mexicas:

La caída de Teotihuacan hacia el año 650 de nuestra era, supuso un trauma económico, social, político y religioso en su área de influencia y especialmente en el Altiplano Central. Los habitantes de esta zona estaban emparentados con los grupos Paleoamericanos y representaban la tradición de los grupos más antiguos llegados al continente Americano. El fin de Teotihuacan supuso un movimiento de grandes masas poblacionales, que poco a poco fueron abandonando la metrópoli y reacomodándose en otros lugares, seguramente por toda Mesoamérica, aunque también en el mismo Altiplano Central o sus cercanías.

Fray Bernardino de Sahagún escribe en su “Historia General de las Cosas de la Nueva España” como van partiendo poco a poco los distintos pueblos que vivían en Tamoanchan, que con toda probabilidad se pueda identificar con Teotihuacan, empezando por los sabios de la antigua ciudad:
“E ansí se partieron con sus dios, que llevaban envuelto en un envoltorio de mantas, y siempre les iva hablando y diziendo lo, que havían de hazer. Y fuéronse hazie el oriente, llevando consigo todas sus pinturas, donde tenían todas las cosas de antiguallas y de los oficios mecánicos.”
Después se narra como los Huastecas volvieron a su lugar de origen en la costa del Golfo. Y posteriormente se habla de los grupos Nahuas que fueron más allá de Chicomoztoc:
“Y las demás gentes, como los tultecas, y los mexicanos o naoas, y todos los otros, prosiguieron su camino por los llanos o páramos para descubrir tierras, cada gente, o familia, yendo con su dios que les guiaba. Y de cuánto tiempo hayan peregrinado, no hay memoria de ello. Fueron a dar en un valle entre unos peñascos, donde lloraban todos sus duelos y trabajos porque padecían mucha hambre y mucha sed.”
Puesto que la morfología facial de los Mexicas no coincide con la de los pobladores del Altiplano Central durante el Clásico, ni con los del Norte de Mesoamérica, los Mexicas debieron de vivir en otro lugar de Mesoamérica en aquella época. Seguramente este lugar fue el Occidente de México. Grandes grupos de población que vivían en Teotihuacan o su área de influencia más cercana acabaron llegando al Occidente. De hecho existe constancia de que antes de la llegada de los Tarascos, la zona estaba habitado por grupos Nahuas y de que en zonas del Altplano Central como por ejemplo en Cantona, cohabitaron durante el Epiclasico en una misma ciudad, distintos grupos culturales pero concentrados cada uno de ellos en barrios distintos.

La caída de Teotihuacan, Mesoamérica sufrió un reacomodo de la población que forzó el mestizaje entre sus más antiguos pobladores y los Chichimecas que habitaban el Occidente de México. © 2008 Mario Gómez Molina para aztlán > www.aztlanvirtual.com
Esa diáspora multitudinaria tuvo como consecuencia el reacomodo, no solamente de los que salieron de Teotihuacan, sino de los otros grupos poblacionales que estaban asentados en o cerca de los lugares a los que los primeros fueron llegando. ¿Quiénes vivían allí?. Aunque las fuentes históricas hablan de Chichimecas, está claro que se llamaba así a todos los grupos que vivían al Norte del Altiplano Central y que probablemente no habían llegado a alcanzar aún la sofisticación cultural del Centro y Sur de Mésoamérica. Pero estos Chichimecas del Occidente de México estaban muy alejados cultural y tecnológicamente de los grupos nómadas de Aridoamérica. Estos Chichimecas estarían emparentados con los Amerindios, o sea, los pobladores más nuevos del continente Americano. El periodo Epiclásico en Mesoamérica, estuvo por tanto, marcado por las grandes migraciones, pero también por un fenómeno más importante todavía: la integración y el intercambio cultural. Las personas que habían salido de Teotihuacan disponían de un muy alto grado de civilización que aún no habían alcanzado todos los grupos llamados Chichimecas (cuanto menos con la grandiosidad y refinamiento que se dieron en Teotihuacan). Esta integración cultural sin duda explicaría el alto grado de variabilidad genética hallada en el estudio durante el Periodo Posclásico.

Fernando de Alva Ixtlilxochitl en su “Historia de la Nación Chichimeca” explica cómo sale de las tierras Septentrionales el primer grupo de los llamados Chichimecas comandados por el mítico Xolotl:
“(...) el cual salió de hacia la parte septentrional y de la región y provincia que llaman Chicomóztoc, y habiendo entrado por los términos y tierra de los tultecas hasta llegar a la ciudad de Tolan (...)”
Más tarde explica la salida de otros grupos y esta vez hace la distinción de que se encontraban en Michoacán antes de su partida:
“Hacia cuarenta y siete años cumplidos que Xolotl estaba en esta tierra de Anahuac poblándola y cincuenta y dos años de la última destrucción de los toltecas, que ya era el año 1011 de la encarnación de Cristo nuestro señor, cuando llegaron la nación de los aculhuas, los cuales salieron de las últimas tierras de la provincia de Michuacan, que eran de la misma nación de los chichimecas michhuaque, aunque venían divididos en tres parcialidades, que cada una de ellas tenían diferentes lenguajes, trayendo cada uno de ellas su caudillo y señor.”
El último grupo que describe es el de los Mexicas y aporta unos datos muy sugerentes:
“(...) entraron los mexicanos en la parte y lugar donde está ahora la ciudad de México, que era en términos y tierras de Aculhua señor de Azcaputzalco, después de haber peregrinado muchos años en diversas tierras y provincias, habiendo estado en la de Aztlan, desde donde se volvieron, que es el último de Xalixco. Los cuales según parece por las pinturas y caracteres de la historia antigua, eran del linaje de los tultecas y de la familia de Huetzitin, un caballero que escapó con su gente y familia cuando la destrucción de los tultecas en el puesto de Chapoltépec, que después se derrotó y fue con ella por las tierras del reino de Michhuacan hasta la provincia de Aztlan como está referido (...) éste áztatl tuvo a Ozelopan segundo de este nombre, el cual acordándose de la tierra de sus antepasados, acordó de venir a ella, trayendo consigo a todos los de su nación, que ya se llamaban Mezitin (...)”.
Sin duda cuando Ixtlilxochitl habla de la caída de los Toltecas se está refiriendo como en tantas otras fuentes históricas a la caída de Teotihuacan. Queda patente que algunos de estos grupos que salieron de la metrópoli fueron a parar al Occidente de México. Y curiosamente se expone una hipótesis defendida por algunos historiadores de que en realidad los Mexicas estaban presentes en el Altiplano Central pero que partieron hacia el Norte para después volver a su lugar de origen. Pero el estudio de la morfología facial deja claro que los Mexicas no estuvieron presentes durante el Periodo Clásico en el Altiplano Central. Por lo cual se hace más veraz la hipótesis de que grupos Amerindios estuvieran establecidos en el Occidente de México y que se fusionaron con los grupos que llegaban desde Teotihuacan. El tan famoso término de Tolteca-Chichimeca adquiere su justa dimensión entonces. Esos grupos procedentes de Teotihuacan enseñaron sin duda a los Amerindios su alta cultura y recordaban su gran pasado y su lugar de origen en el Altiplano Central. Los Amerindios y los Toltecas se fundieron creando grupos homogéneos orgullosos de sus raíces Toltecas y Chichimecas. El propio Ixtlilxochitl en sus “Obras Históricas” establece claramente esta distinción, una distinción que ahora podemos interpretar como Toltecas (Paleoamericanos) y Chichimecas (Amerindios):
“Dos linajes había en esta tierra, y hay hoy en día según parece en las historias: Chichimecas es el primero y el segundo tultecas; y de estos dos linajes de gentes hay muchas generaciones, que tiene cada una de ellas su lengua y modo de vivir; pero de todas ellas la mayor parte se precian y dicen que son Chichimecas de los que trajo Xolotl, y que son los mero Chichimecas, y los Acolhuas y Aztlanecas que ahora se llaman Mexicanos, Tlaxcaltecas, Tepehuas, Totonaques, Mezcas, Cuextecos, Michuaques, Otomites, Mavahuas, Matlatzincas y otras muchas naciones que se precian de este linaje. Y la segunda son Coculhuas. Cholultecas, Miztecas, Tepanecas, Xochimilcas, Tozpanecas, Xicalancas, Chonchones, Tenimes, Cuauhtemaltecas, Texolotecas y muchas otras naciones.”
Algunos de estos grupos de Toltecas-Chichimecas llegaron a la Cuenca de México al inicio del Periodo Posclasico muy posiblemente antes de la caída completa de Tula. Aunque posiblemente y según las fuentes históricas hubo alguno que llegó mucho antes y ayudo a la construcción del Imperio Tolteca. Desconocemos los motivos exactos, pero hacia el año 1100 de nuestra era, los grupos Toltecas-Chichimecas inician un nuevo movimiento migratorio y poco a poco vuelven a partir hacia el Altiplano Central. Las fechas coinciden con el momento de decadencia de Tula como gran poder en el Altiplano Central. Probablemente la caída de otro centro de poder, en este caso Tula, produjo otro flujo migratorio en Mesoamérica, al igual que el que produjo la caída de Teotihuacan. Sea como fuera, las fuentes históricas parecen destacar que los Mexicas fueron los últimos en partir o al menos, los últimos en llegar a la Cuenca de México, donde los demás grupos de Toltecas-Chichimecas ya se habían asentado. Las fuentes históricas llaman a estos invasores únicamente como Chichimecas. Pero la arqueología parece denotar claramente que estos Chichimecas que llegaron en distintas oleadas a la Cuenca de México, no eran bárbaros en absoluto y que además de hablar Náhuatl, habían desarrollado previamente una cultura similar a la del Altiplano Central. Este hecho fortalece la idea de que en realidad estos grupos estaban formados por la unión de aquellos que habían emigrado de Teotihuacan y de los grupos poblacionales que posiblemente habitaban el Occidente de México.

En resumen, los distintos grupos que salieron de Teotihuacan se fueron asentando en diversas poblaciones que o bien estaban ya pobladas por los mal llamados Chichimecas o bien se localizaban muy cercanas y finalmente acabaron integrándose. Cada uno de estos grupos formarían unidades culturales distintas entre ellas con el paso del tiempo. Aunque todos ellos compartían un pasado y una cultura común y podemos denominarlos como Toltecas-Chichimecas. La caída de Tula al finalizar el Periodo Posclásico Temprano provocó un vació de poder y al igual que la caída de Teotihuacan anteriormente, un reacomodo de la población en su área de influencia. Durante ese periodo de decadencia de Tula, se produjeron la mayoría de las migraciones de los grupos de Toltecas-Chichimecas que habitaban el Occidente de México y de manera paulatina fueron emigrando hasta llegar a la Cuenca de México. Al parecer el último de estos grupos en partir fueron los Mexicas (llamados Aztecas en ese momento) hacia el año 1111 de nuestra era. Por lo tanto, estos grupos que partieron desde Chicomoztoc y Michoacán, estarían formados por la unión entre los Amerindios que habitaban en el Occidente de México y los Paleoamericanos que vivían y salieron de Teotihuacan en el momento de su caída.
aztlán: ¿Cómo cree que este estudio puede afectar al conocimiento histórico de Mesoamérica? 
Rolando González-José: Creo que este estudio podría revitalizar los análisis bioantropológicos que creo que son necesarios y de mucha utilidad para reconstruir los procesos de poblamiento recientes y tempranos de Mesoamérica. Si nuestra publicación es tomada crítica y seriamente y con una mentalidad abierta y holística en los ámbitos de investigadores de Mesoamérica, este trabajo debería fomentar una nueva ronda de debate acerca del origen de los Aztecas y las evidencias a favor y en contra de las migraciones norteñas en su origen.
aztlán: ¿Ha recibido algún feedback de historiadores o antropólogos?. ¿Están estos en predisposición de cambiar su forma de entender la historia de los Mexicas que hasta el momento daba por sentado que vinieron de algún lugar del norte?
Rolando González-José: Hemos recibido solamente una afectuosa invitación a participar en la FAMSI, una fundación para el estudio de las culturas Mesoamericanas. Sin embargo, los especialistas en historia Mexica no nos han contactado. Me temo que los historiadores y los arqueólogos no suelen leer journals internacionales sobre antropología biológica, o bien no realizan búsquedas bibliográficas al respecto, De ese modo, es probable que muchos ni siquiera se hayan enterado de nuestra labor. Por ende, su trabajo y la función de su excelente sitio web nos llenan de satisfacción, porque aumenta la “visibilidad” de nuestra investigación.
Bibliografía:

  • COWGILL, George L. (2003): “Teotihuacan: Ciudad de Misterios”. Arqueología Mexicana. Volumen XI, número 64. Editorial Raíces. México D.F. 
  • DAVIS, Nigel (1973): “The Aztecs”. Oklahoma University Press. Oklahoma
  • DAVIS, Nigel (1977): “The Toltecs. Until the Fall of Tula”. Oklahoma University Press. Oklahoma
  • DAVIS, Nigel (1980): “The Toltec Heritage: From the Fall of Tula to the Rise of Tenochtitlan”. Oklahoma University Press. Oklahoma 
  • DAVIS, Nigel (2006): “Los Antiguos Reinos de México”. Fondo de Cultura Económica. México D.F.
  • DE ALVA Ixtlilxochitl, Fernando (2000): “Historia de la Nación Chichimeca”. Editorial Dastin. Madrid.
  • DE SAHAGÚN, Fray Bernardino (2001): “Historia General de las Cosas de la Nueva España”. Editorial Dastin. Madrid.
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Autor del texto: (C) 2008 Mario Gómez Molina. Derechos exclusivos de edición aztlán > www.aztlanvirtual.com

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